miércoles

Cuando es noche en Okinawa

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     Cuántas cosas aparecen cuando uno empieza a guardar. Así encuentro un tornillo caído de un reloj. Lo levanto del suelo, jugueteo con él.  No sé dónde ponerte.

     ¿Por qué ahora, después de tantos años?  ¿Te trajo la música como recuerdo o es cierto que sos vos la que me aturde desde el patio vecino?  El reloj anda igual, exacto, como si nada le faltara. A veces pienso en abrirlo, ponerle adentro el tornillo. Pero no; lo conservo indecisa en la palma de la mano.
     Al desorden habitual, estos días se sumaron unas cajas que amontonamos en el balcón. Se acerca la primavera, el día de la mudanza. Hay estrellas en esta noche. Adentro, duermen Vicente y mi hijo. Muchas cosas suelen perderse al cambiar de casa. A último momento hay que decidir si vale la pena llevar aquellas de hipotética utilidad y  que no se sabe por qué conviven con nosotros… Tornillo suelto, ¿qué hago con vos?

  

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