jueves

Cuando es noche en Okinawa


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En la tintorería, apoyados en el mostrador, conjeturamos sobre el viejo. Es sordo. De acuerdo, necesita volumen, pero, ¿por qué no tangos, valses, melódica, folklore?  Seguro tiene Parkinson, la electrónica le va mejor –humor maligno de Isao, faceta que desconocía de él–.
Estamos divertidos, festejando el fin de nuestra pesquisa con un budín de chocolate.


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