miércoles

Cuando es noche en Okinawa

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     ¿Y ahora qué tiene?  Llora más de lo normal. No encuentra posición. No quiere comer. Algo le duele. Vicente me lo saca. Estás nerviosa, dejame a mí. Pero Guido estira los bracitos hacia mi lado. Lo alzo otra vez, a punto de estallar de bronca y lo acuesto en la cuna. Cierro de un portazo el cuarto, los peluches deben haber caído de los estantes. ¿Te volviste loca?  Vicente rescata a Guido, que grita desesperado.
     ¿Quién es la que hace eso, dios mío?  No sé. Solamente pido silencio. Silencio.

  

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