jueves

Cuando es noche en Okinawa

53



– Lo de ordeñar vacas no te lo perdono.
–¿Por qué?, no tiene nada de malo.
– Viniendo de vos no sé, con tantos libros que leíste…
– ¿Acomplejado?
– No, frustrado. Yo quería ser escultor, sabés, me anoté en Bellas Artes. Fui dos clases.
      Caminábamos de la mano por la ciudad húmeda. El paseo por Florida fue para los dos una gran decepción pero a mí me había parecido insólito que él nunca hubiera ido.
– ¿Para qué iba a venir, si no estaba con vos?  Una sola vez vine, de chico. Me trajo Celina a ver a Papá Noel en la tienda Harrods.
      Hablábamos lo necesario, sintiéndonos tranquilos también en el silencio reposado que a veces nos habitaba.  Me contó de su vida en El Bolsón. Le mostré las notas que tomé durante el viaje al norte.


 


No hay comentarios:

Publicar un comentario